lunes, 19 de octubre de 2009


SI NACES TORO
Si naces toro y las conversaciones que oyes a tu alrededor se desarrollan en español, existen sobrados motivos para preocuparte. A partir de entonces tienes el dudoso honor de haberte convertido en el protagonista de una historia de pasión, de identidad cultural, de negocio y, lo que es peor para tus particulares intereses, de linchamiento público. Todo junto. Dicho así, hasta pudiera parecer sugerente, pero el hecho de que ninguna de las personas que leen estas líneas daría su consentimiento para cambiarse por ti da cuando menos que pensar. Si naces toro vives con tu madre, y durante cierto tiempo te dejan más o menos en paz. Analizado en ese momento, ser toro hasta podría resultar una experiencia interesante. Apacibles jornadas de sol y moscas, una vivencia que no requiere mucho más que un cronograma rutinario. Despertarte, comer, acercarte con tus compañeros de manada hasta la charca, un relajado sesteo bajo tu encina favorita, y se te va la tarde sin darte cuenta. Hora de regresar. Mañana será otro día. Si naces toro debe de resultarte muy desagradable que, apenas con unos meses de vida, te separen un día de tu familia y te lleven a un lugar donde hace un calor infernal (casi tanto como cuando acercaron a tu nalga aquel hierro candente, apenas venido al mundo), con un aspecto que en nada recuerda a tu paisaje cotidiano. Arena de color oscuro sobre el suelo, y una banda corrida de cemento y madera por todo horizonte inmediato mires donde mires. Un tipo a caballo aparece en el extraño escenario y te provoca para que te acerques, en una situación novedosa y desconcertante para ti. Te defiendes, pero cuando lo haces sientes un agudo dolor detrás del cuello. Apenas unos segundos más tarde lo que percibes en un tufillo ferroso: parte de la sangre que hasta ese momento corría por el interior de tu cuerpo se abre ahora paso por la herida. Las provocaciones continúan. Tú respondes, a pesar de que comienza a invadirte una sensación de sofoco, fruto del calor y de la hemorragia. Por la noche, de vuelta con los tuyos, recuerdas la experiencia como algo inexplicable y traumático. Ni te imaginas que, mientras tú apenas puedes pegar ojo por el escozor del boquete abierto, los humanos ya te han catalogado como "toro para lidia" o "morralla para fiesta de pueblo". Lo cierto es que, si pudieras evaluar las consecuencias de uno y otro destino, no te sería fácil elegir tu final en base a uno de los dos estatus. Cuando una fresca mañana aparece en el horizonte un enorme cubo que se mueve, tienes bien olvidado aquel nefasto día. Han transcurrido por lo menos cuatro años, y eso es mucho tiempo para un toro. Ni sospechas entonces que ésa será la última vez que veas y huelas tu único mundo. Atrás quedará para siempre el paisaje de encinas y tomillo. El constante traqueteo del vehículo acaba convirtiéndose en un tormento. Ni un instante de sosiego, sin siquiera poder darte la vuelta o echarte un rato a descansar. Tú eres toro, incapaz por lo tanto de medir el tiempo (¿para qué debería servirte tal habilidad?), pero han sido nueve horas de golpes en los costados, vómitos, mareos y angustia. No habías sentido nada tan desagradable desde la jornada de la tienta. Desciendes por la rampa, tambaleante y receloso, con veinte kilos menos. Desconoces por completo que uno de tus compañeros de manada murió hace dos semanas por colapso durante el traslado. Un par de días más, y otra vez al horrendo chiquero, las varas que pinchan tu cuerpo y te dirigen para aquí y para allá… Otro pinchazo en el cuello como aquel ya casi olvidado, y la única salida hacia un entorno redondo, tumultuoso, asfixiante, vagamente familiar. De nuevo el tipo del caballo, esa figura siniestra que repite la operación, pero esta vez de una menar mucho más brutal, más prolongada. Si naces toro te introducen en la espalda una puya metálica del grosor de un brazo humano. Sacan y meten la vara para agrandar la herida. Una vez dentro, el diabólico instrumento gira sobre sí mismo como untaladro con el perverso fin de raspar la cara interna del boquete, para lo que resulta especialmente eficaz forrar el extremo del palo con maroma. Si naces toro eres lo suficientemente imbécil como para pensar que empujando al caballo te vas a zafar de la tortura. Desconoces que, a estas alturas, no tienes posibilidad alguna de escapar. Apenas un respiro antes de que se acerque corriendo una absurda figura luminosa y te clave, en diferentes acometidas, hasta media docena de pinchos que te producen un dolor de fuego. Tratas de librare de ellos con bruscos movimientos de cabeza, pero no consigues otra cosa que desgarrarte los músculos con los arpones. La pérdida de sangre te nubla la vista, y ni el incesante jadeo consigue que recuperes tu ritmo cardíaco habitual. La sed te abrasa la garganta, y pensar en el agua de la charca bajo la encina no hace sino angustiarte aún más. No hay tregua. Definitivamente, esto es mucho peor que lo de la tiente. El incesante griterío te impide encontrar un segundo de consuelo. Si naces toro se te planta enfrente el tipo brillante, se arranca a toda prisa con un sable en la mano y te atraviesa los pulmones. A veces también el corazón. Este pasaje resulta especialmente doloroso, porque te acaban de reventar tu bolsa de oxígeno y comienzas a ahogarte. Por la boca sale un caudal de sangre importante, que se une a las babas y al moco que te ha acompañado desde el principio de la lidia. Si naces toro no tienes ni puta idea de lo ridículo que resulta pensar que, quizás como la otra vez, al final dejarán que vuelvas a tu encina, a tu charca, con los tuyos. Empiezas a sospechar lo peor cuando, ya inmóvil en el suelo, sientes como te rebanan las orejas hasta desprenderlas de la cabeza, donde siempre habían estado desde que recuerdas. A veces corre la misma suerte el rabo, el mismo que tan útil te había resultado a la hora de mantener a raya a los pesados tábanos. Llegados a este punto, sólo puedes desear morir antes de llegar al desolladero, pero en ocasiones tu destino es tan cruel que ni siquiera eso sucede. Nunca sabrás que hasta es posible que tu tormento y el de otros cinco compañeros bien puede haber servido de excusa propagandística con el objetivo de recaudar fondos para luchar contra comportamientos humanos tan deleznables como el terrorismo, la violencia doméstica o la guerra. Kepa Tamames

jueves, 8 de octubre de 2009

Los Agentes Rurales de la Generalitat abaten al perro que fue confundido con una leona


El Cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat han abatido en la zona de la Menescala, en La Sénia, al perro salvaje que en los últimos días había sido confundido con una leona.
Según ha confirmado el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Catalunya, el animal ha sido abatido después de que no haya sido efectivo el sistema de cajas trampa que se habían instalado en la zona para capturarlo, ya que el animal en ningún momento ha entrado en las cajas.
Tras fallar las trampas, se ha estudiado la posibilidad de usar anestésicos, que se han descartado finalmente porque tardan en hacer efecto y el seguimiento del animal habría sido muy difícil.
El ejemplar abatido es un macho de pelo corto color canela de 1,55 metros de largo y 75 centímetros de alto y, aunque su raza todavía no ha podido ser confirmada, todo indica que se trata de un cruce de razas potencialmente peligrosas.
El perro no llevaba collar ni microchip, mostraba una herida en el cuello y las orejas y se cree que llevaba mucho tiempo asilvestrado.
Los agentes rurales comprobaron la pasada noche que la supuesta leona podría ser en realidad un perro salvaje "de dimensiones considerables, con una sorprendente parecido a una leona", según un comunicado de la Consellería.
Efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil, con el apoyo de los Mossos d'Esquadra, policías locales y agentes rurales han buscado al animal desde que el pasado sábado unos jóvenes alertaron a la Policía de que habían visto un animal que podría ser una leona.


No importa que fuera león o can, al final, lo de siempre, un tiro y un problema menos. Que creéis que hubieran hecho con Moscatel, pues yo os lo diré, hubiera venido la guardia civil y le hubieran pegado un tiro. Cuantos animales que se escapan del matadero , corren la misma "suerte"?, pues centenares. Un tiro y al quemadero. Así es como se trata a los animales a nivel público y no público en este país,con banderillas, espadas, tiros, ahorcamientos ... como si fuera algo normal deshacerse de los animales tan vilmente, ¿cuantos tiros le dieron hasta que el animal murió? ¿cuanto más tuvo que sufrir?, después de pasar tiempo abandonado y herido por aquellos terrenos áridos, sin que le dieran de beber y comer. ¿No se merecía una otra oportunidad para seguir con vida, o una muerte digna, si hubiera sido realmente necesario ?No existen dardos para adormecer a los animales asustados? .....

miércoles, 7 de octubre de 2009

Desde ADABE también nos sumamos a la petición de nuestros compañeros de AnimaNaturalis en que no se mate a este pobre animal. Existen medios y expertos para su localización, caza y control sin lastimarlo. Esperamos que a nadie le salga la vena depredadora que los humanos llevamos dentro, para acosarla a muerte. opinion de adabe sobre esta noticia.

EL CENTRO NEURÁLGICO DE LA OPERACIÓN ESTÁ EN LA POBLA DE BENIFASSÀ, LA SÉNIA, ROSSELL Y AHORA PEÑARROYA Y BECEITE.

La búsqueda de la leona que atemoriza a la Tinença se amplía a 3 provincias

Patrullas de la Guardia Civil, bomberos, forestales y un helicóptero de la Generalitat rastrean la zona.Un granjero que deja cada día pollos muertos en un contenedor vio ayer que se los habían comido.

Por Manuel Alonso, Secretario de ADABE

martes, 6 de octubre de 2009

los toros fuera de la LEY


Son las 12 mañana, es la hora del recreo. Los niños salen al patio y empiezan a jugar. Pero ese día, por alguna razón que no viene a cuento, se organiza una gran pelea donde interviene casi la mitad de la clase. Antes de que la cosa vaya a más llega el director y rápidamente hace apaciguar los ánimos de los críos. Una vez todo vuelve a la normalidad, el director pronuncia unas palabras.
- ¡Atención niños! Voy a tener que poner una norma y quien no la cumpla será expulsado inmediatamente de este colegio. La norma es la siguiente: Queda prohibido pegar a otro niño bajo cualquier circunstancia. Exceptuando a Miguelín Pardillez, a este podéis darle de ostias tanto como queráis, tal como habéis hecho durante todo el curso. Al oír estas palabras, Miguelín rápidamente sale en su propia defensa y pregunta al director cual es la razón por la que a él sí se le puede zurrar sin restricciones. A lo que el director le contesta.
- Miguelín, tú sabes que en este colegio siempre ha sido tradición pegar al tonto de la clase, y las tradiciones deben mantenerse.
(Extraído de "culturaencadena.com" y escrito por "el reportero caústico")

Este relato es una ficción obviamente pero nos sirve como símil pues en la misma situación que Miguelín Pardillez se encuentran los toros, las vaquillas y los becerros...Y es el mismo argumento absurdo el de la tradición el que sirve para justificar este hecho. En este país los toros, vaquillas y becerros están fuera de la ley de protección animal debido a que se consideran festejos tradicionales y culturales y es esto lo que les excluye del resto. Todo el colectivo antitaurino debe seguir trabajando para que algún dia las leyes cambien y se termine de una vez por todas con la barbarie nacional y los malditos encierros...

lunes, 5 de octubre de 2009

Valientes Activistas


Activistas de AnimalNaturalis. - AnimalNaturalis EFE - Valencia - 04/10/2009 19:58
Ocho mujeres miembros de AnimalNaturalis se han quitado la ropa hoy en Valencia para denunciar que cada año mueren en Europa cerca de diez millones de animales en las pruebas que muchas empresas de cosmética e higiene realizan para elaborar sus productos.
El acto, en el que las ocho activistas iban con una toalla alrededor del cuerpo y con otra en la cabeza de la que les chorreaba una sangre artificial, se ha celebrado en la calle Colón de Valencia, una de las más céntricas de la ciudad.
La coordinadora de campañas de AnimalNaturalis, Elisa Arteaga, ha asegurado que el 99% de la población desconoce el daño que sufren los animales durante las pruebas, y ha explicado que una de las pruebas más comunes es el test Draize, en el que se aplican sustancias químicas en los ojos de animales conscientes, la mayoría de ellos conejos.
"Queremos sacar a la luz la crueldad de la experimentación con animales y que se conozca que detrás de marcas conocidas hay mucha crueldad con cobayas, ratas, perros y gatos", ha señalado Arteaga, que ha agregado que la gente que pasaba por la calle "ha reaccionado muy bien y nos ha apoyado".
También ha hecho referencia al DL50 (dosis letal 50), que consiste en la administración forzada, por ingesta, inhalación o aplicación cutánea, de distintas cantidades de una sustancia, lo que conlleva dolorosas consecuencias para los animales (dolor, convulsiones, diarrea, hemorragias nasales y bucales, vómitos, muerte).
"Queremos sacar a la luz la crueldad de la experimentación con animales"
El test se detiene cuando muere el 50% de los animales, y para cada prueba son necesarios unos 200 animales, según fuentes de AnimalNaturalis.
"Existen cientos de alternativas a la experimentación en animales, e incluso la Unión Europea se ha dedicado a homologar esas técnicas para probar su fiabilidad y promover su uso, pero algunas empresas prefieren usar animales porque sus vidas son baratas", según Arteaga.

domingo, 4 de octubre de 2009

4 de octubre dia mundial de los animales


vamos a recordarlos mañana especialmente cuando se vulneran tanto sus derechos todavia, pero no cesaremos en la lucha..