Si has perdido un animal | |
Consejos por si has perdido un animal | |
Notifícalo de inmediato a: · AIAC, Tel. 902 17 04 01 Archivo de Identificación de Animales de Compañía. Esto en el caso de que le hubieras puesto el microchip . · Policia local, a la que debes informar además si sospechas que lo han robado. · Centros de acogida: perrera municipal de tu ciudad y de las ciudades limítrofes, y protectoras de animales. Si puedes cubre un radio de unos 50 km. · Tu polícía local tiene obligación de informarte sobre quien recoge los animales en tu municipio. Pide teléfono y dirección de ese centro, y ve a mirar. Según los casos y el tipo de empresa, te recomendamos que vayas con cierta frecuencia, y no te limites a llamar. · Prensa, si es posible, sobre todo radio, como las emisoras locales, que suelen ser más colaboradoras en estos casos, y revistas locales y de barrio. · Datos que tienes que dar en estos sitios: sexo, raza, edad, peso, color, collar y/o correa, marcas específicas. Resérvate algún dato por si alguien te llama, para detectar falsas llamadas, aprovechados y estafadores. Sal a buscarlo: · Recorre el vecindario a pie o en vehículo despacio varias veces, llamándolo por su nombre. Puede estar escondido por miedo, por lo que la noche es buen momento para llamarlo porque hay menos ruido en las calles. Llévate uno de sus juguetes con sonido, lo reconocerá y podrás descansar a ratos la voz. Si tienes otro perro, llévatelo también (atado) y haz que ladre. · Pregunta por él a los vecinos, pero sobre todo a los carteros, repartidores, etc. Si puedes, déjales una foto con tu teléfono. Anuncia su pérdida: · Haz carteles con su foto. No lo cargues con demasiado texto: lo más importante es su nombre y tu teléfono, y es lo que debe resaltar más. Una foto pequeña con cincuenta y seis lineas de texto no hace que nadie se pare a leerlo, de lejos parece una venta de piso o una oferta de albañilería. Divide el espacio del cartel: 50% para la foto (es el reclamo para acercarse a leer) 30% para los datos que aparecen en el ejemplo (son los que permiten localizarte) 20% para otros datos que quieras añadir, siempre en letra más pequeña que lo anterior (es información complementaria). · Los mejores sitios para colocarlos son: estancos, panaderías, clínicas veterinarias, tiendas de productos para animales, colegios, semáforos (siempre que puedas, ponlos por dentro del cristal). · Utiliza las páginas de Internet dedicadas a los anuncios de animales perdidos, y DEJA SIEMPRE UN TELÉFONO DE CONTACTO, no hagas que te escriban un mail . Ten en cuenta que puede haberlo encontrado alguien de viaje, o un socio de una protectora de otra ciudad, que quizás lo ha subido en su coche y lo ha trasladado a muchos kilómetros, o que el propio animal puede caminar muchísimo. Cuando te llamen: · No te fíes de entrada, hay mucho caza-recompensas sin escrúpulos (se llama estafador) que intentará sacarte dinero, sin tener a tu animal, aprovechando tu angustia por recuperarlo. · Pide que te describan al animal antes de darle tú ningún dato. · Haz alguna pregunta trampa sobre la información que no has hecho pública Y SOBRE TODO: · La media pera recuperar un animal es de unos diez a quince días. Si es antes, mejor, y si pasa ese plazo, pues no pasa nada: es una media, no una fecha límite. · NO PIERDAS NUNCA LA ESPERANZA Somos testigos de muchos animales recuperados, incluso al cabo de meses o años, y que incluso habían ido a parar a otras provincias o países. · En cuanto lo tengas de nuevo, ponle de inmediato el microchip si no lo llevaba Fuente: Fundación Altarriba |
sábado, 12 de diciembre de 2009
Si has perdido un animal
Los taurinos "tiemblan" ante la ILP en Catalunya
martes, 8 de diciembre de 2009
La última ocurrencia de la maquinaria publicitaria taurina
martes, 1 de diciembre de 2009
Tradiciones mantenidas cultura decaida
J. J. PÉREZ BENLLOCH
Toros, barbarie y política
J. J. PÉREZ BENLLOCH 29/11/2009
Se cumple ahora un año del último informe o pronunciamiento crítico del Consell Valencià de Cultura sobre los festejos taurinos populares que se celebran en el marco de esta Comunidad. Con éste u otro motivo, tan discreta entidad renueva ahora su embate contra esos ominosos espectáculos que se plasman en su doble variante de bou embolat y bous al carrer, diferentes únicamente por la dosis de crueldad que exhiben sus protagonistas y que se inflige a la bestezuela. En esta ocasión, la docta instancia consultiva propone la supresión de la modalidad más cruenta -la primera de las citadas- y sólo la limitación de la segunda, en atención al arraigo de estas prácticas en casi todas nuestras comarcas.
Un arraigo evidente, como delatan los miles de festejos -¿5.000, 6.000?- que cada año se celebran a lo largo y ancho del país (valenciano, decimos), patrocinados a menudo por el dinero público, así como la nutrida afición que los alienta, jugándose su integridad física y, en ocasiones, dejándose la vida en el lance. Emoción, delirio e irracionalidad a espuertas, algo que, en el colmo de la estupidez, se pretende camuflar mediante el recurso a la tradición y al llamado patrimonio inmaterial, como si la barbarie mereciese algún estatuto protector, como si el maltratato despiadado que se inflige a los animales pudiese justificarse en nombre de los derechos lúdicos del estamento más descerebrado de la sociedad.
Ya se desprende de lo dicho que estamos rompiendo una lanza en favor del toro o torete, la víctima indefensa y sacrificada con abuso por mor o perversa fidelidad a unas costumbres más o menos arcaicas que nos lastran colectivamente en la incivilidad. Sus partidarios tan solo son capaces de alegar en su descargo el mucho tiempo en que se vienen celebrando estas encerronas y cuánto se divierte el vecindario, que ni es todo ni el más avisado. Ni siquiera pueden aducir el mérito de la tauromaquia, el arte, el duelo a muerte con igualdad aparente de armas, el respeto a la fiera. En los bous prima el vilipendio con que se trata la escarnecida bestia.
Nos consta que esta es una batalla que viene de lejos y aún se prolongará muchos años, aunque ya se atisba un horizonte, que no es otro que Europa. Nuestros políticos de centro y derecha -los hegemónicos- seguirán pasteleando con este asunto mientras crean que la taurofilia les produce votos. El consejero de Gobernación, Serafín Castellano, se ha apresurado a declarar que continuará amparando estos festejos. Faltaría más. Pragmatismo llaman a esa figura que linda con el cinismo. En este asunto, la izquierda, la fetén digo, con las excepciones de rigor por aquello de la españolía, siempre lo ha tenido claro: las fiestas con el toro por víctima son reaccionarias. Confiemos en que la racionalidad y el espíritu que nos sopla de allende de los Pirineos acaben sin contemplaciones con todas estas salvajadas que posiblemente no cuentan siquiera con el aval mayoritario de los vecindarios, por más bulla que promuevan los pirados o desalmados que las defienden.
Y una nota final: los intrépidos lectores de esta columna se habrán sorprendido de que esta semana no nos ocupemos del presidente Francisco Camps y de sus avatares, como ha venido siendo habitual. Sólo es una pausa para que se disipe el hedor a cadaverina que expande el personaje político y sus circunstancias. Volveremos al tajo.